“Nadie nos impuso nada”
(Por
El jueves se estrena Peter Capusotto y
sus 3 Dimensiones, film donde los personajes del programa realizan una
aguda crítica a la industria del entretenimiento.
Hacer un episodio especial del programa. Pero con
la crítica al entretenimiento como disparador de situaciones y gags al
por mayor en lugar de la cultura rock. Simplemente eso (más Pomelo,
Violencia Rivas, Micky Vainilla, Bombita Rodríguez, Jesús de Laferrere,
claro) es lo que se propusieron Diego Capusotto y Pedro Saborido a la
hora de pasar a la pantalla grande su ya famoso programa. Ni Hollywood
ni séptimo arte: Peter Capusotto y sus 3 Dimensiones, a partir del
jueves en los cines.
“Para nosotros significó seguir vinculados a un
espíritu que el programa tiene y que buscamos mantener en la película”,
dice el actor en El Progreso de Barracas, su bar favorito a la hora de
encontrarse con la prensa. “Por eso defendemos esta película como un
lugar de pertenencia. Como algo que hicimos sin que nadie nos imponga
nada. De hecho, mantuvimos con Pedro el mismo procedimiento que tenemos
con el programa, aunque con más detalles y repetición de tomas, claro”.
–¿Por qué eligieron al entretenimiento como hilo conductor de la película?
–Es
una vieja obsesión que teníamos con Pedro. Partir de una idea del
entretenimiento como lugar de sujeción y no del placer. Y jugar con eso
desde ese punto de vista conspirativo que nos gusta tener a nosotros.
Fue una especie de apartado del programa con personajes que pensábamos
que tenían algo que decir al respecto. Esa idea de entretener, de estar
pensando otra cosa mientras sucede otra, mientras sos desbordado por ese
guión maldito es algo que siempre nos llamó la atención. Eso es lo
genuino de esta película. Después, el resultado final, no lo sabemos, lo
decide el espectador.
–¿El entretenimiento sería ese “gran hermano” detrás de casi todo el ocio?
–Creo
que es una excusa para hablarlo como estafa, mayor incluso a la que lo
ve como mero parque de diversiones. Para nosotros hay una estafa mayor y
más abarcativa. Y nosotros empezamos esta. Por ahí mañana nuestra idea
es una visión más religiosa más allá de que en la peli también tocamos
la religiosidad como una instrumentación para entretener. Siempre hay un
estado de alerta a lo que nos es guionado de afuera. Hay un guión
maldito que en un punto dirige nuestra voluntad. Creo que el
entretenimiento es parte de eso y esconde probablemente otra cosa que
nosotros queremos descular pero que todavía no sabemos. Y a lo mejor una
manera es haciendo este tipo de cosas.
–¿A qué conclusión llegaron?
–Estamos
en constante movimiento y lo que hacés hoy es algo de lo que te podés
arrepentir dentro de dos meses. O al revés: ver dentro de diez años que
estabas acertado.
Durante la proyección una sensación se repite:
la de agradecimiento (o festejo) cuando tal o cual personaje aparece en
pantalla y vuelve acometer esas acciones que lo identifican. Capusotto
coincide: “Sí, hay una cuestión de empatía con algunos personajes. Mucha
gente se ha apropiado del programa como algo vital para su propia vida.
Se generó algo coleccionable.”
–En ese sentido, no es una película que le dé la espalda al seguidor. Al contrario, le tira guiños...
–Totalmente.
Tiene que ver con lo que hacemos nosotros. Sino jamás la hubiésemos
hecho. Así como el día de mañana no vamos a hacer más el programa porque
no tenemos nada para contar, también nos embarcamos en hacer esta peli
porque quisimos mantenernos conectados con ese espíritu.
–Fuiste uno
de los primeros en introducir elementos peronistas a la hora de hacer
humor en la tele. Hoy eso es mucho más habitual. ¿Ves positivo ese
cambio?
–El peronismo atravesó puertas. Y me parece que empezó a
entender el fenómeno peronista como algo posible, como un movimiento que
generó políticas concretas pero también como un imaginario que estimuló
a pensarlo como otra cosa que no fue. Y, en un punto, eso también es el
peronismo y la figura propia de Perón: un militar que decía de la casa
al trabajo y del trabajo a la casa en función de algo concreto, pero que
también despertaba una imaginación mucho más fantástica y literaria.
Nosotros en el programa incorporamos a Perón en un lugar que
supuestamente no podía estar que era el de padre del rock nacional. La
ruptura de los sentidos que pedía el rock en los ’70, cierta cuestión
contracultural, difería totalmente de la política de masas, de cierta
cosa casi paternalista del peronismo. Sin embargo ahí está en el
programa. Con ambos aspectos.
–¿Qué te parecieron las disputas
intelectuales como las que se dieron últimamente entre Carta Abierta y
Plataforma 2012 o, antes, entre Beatriz Sarlo y 6,7,8?
–Yo, en
general, me muevo más entre la gente de la intelectualidad que entre la
de la militancia (más allá de que tenga muchos amigos militantes
también). Pero en relación a la intelectualidad tengo una contradicción y
es que, aún en aquellos que intentan hacer una crítica valorable,
aparece a veces una mirada de la política como vista desde un segundo
piso de la casa, desde la sobremesa del asado literario, que no me
convence. La realidad política es mucho más compleja. Es meter los pies
en el barro, negociar con el más sucio. Esas cosas los intelectuales lo
saben, no son ingenuos. Pero me parece que no lo quieren ver.
–¿Y a Beatriz Sarlo como la ves en ese esquema?
–Me
parece que entre las antípodas del kirchnerismo la única intelectual
que puede hacer base ahí probablemente sea ella. Se ve que le gusta ser
la primera línea de esa intelecutalidad antikirchnerista. En la obra de
teatro antikirchnerista ella está arriba como Cherutti y Artaza (risas).
Sin duda es una intelectual valiosa, pero avalada por sectores berretas
que la aprovechan para poder discutir medianamente de igual a igual
porque si es por ellos no pueden discutir nada. De todos modos, yo no
centraría la discusión política entre sectores intelectuales. Mi apuro
está en la gente que está más desclasada y que de verdad la está pasando
mal.
Reportaje publicado en Tiempo Argentino el 22-01-2012
Fuente :
http://tiempo.infonews.com/notas/nadie-nos-impuso-nada
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