Fidel al votar: “Es necesario trabajar en seguir perfeccionando el país .
Apenas faltaban unos minutos para las cinco de la tarde de este
domingo, cuando las palmadas y gritos de alegría de las personas
reunidas en los alrededores del Colegio Electoral No.1, de la Zona 13,
Circunscripción 13, de Plaza de la Revolución, indicaron la llegada del
elector número 28.”. El Comandante en Jefe Fidel Castro, el siempre líder de la
Revolución, con andar pausado y cuidadoso, pero con su sonrisa y buen
humor característicos, subió la rampa de acceso a la zona de votación,
ya con sus dos boletas en mano para ejercer el sufragio en estas
elecciones generales.
Fidel ejerciendo el voto el 3 de febrero de 2013. Foto Cubadebate/Ismael Francisco
Inscrito con el número 28 en el Comité de Defensa de la Revolución
no.1, Fidel, cariñoso y afable, enseguida bromeó con los miembros de la
mesa electoral sobre la hora de su llegada, asegurando que cuando le
recordaron las elecciones, pidió pasar en persona para ejercer su
derecho al voto.
«Esto ha cambiado un poco desde la última vez», recordó con esa
memoria que conserva todavía fresca, y pidió permiso para depositar
ambas boletas: la de los candidatos a delegados a la Asamblea Provincial
del Poder Popular, y la de los diputados a la Asamblea Nacional.
Como siempre, lo cautivaron los niños que custodiaban las urnas, a
los cuales preguntó la edad, la escuela dónde estudiaban, por dónde
vivían… Y luego, viendo las cámaras de la televisión y a los fotógrafos y
periodistas allí reunidos, el Fidel conversador y mediático volvió a
renacer, aunque siempre preguntó respetuoso a los miembros de la mesa si
podía acercarse a dialogar con la prensa.
Nadie podía pensar que a pesar de lo avanzado de la tarde o el clima,
a ratos frío, pasaría una hora y media dialogando con los periodistas y
los cientos de vecinos que pronto se reunieron a la salida del colegio
electoral, cuando entre los vecinos se corrió como pólvora una sola
palabra: ¡Fidel!
Con una memoria prodigiosa, de la cual hizo gala todo el tiempo
recordando anécdotas, datos y hasta fechas históricas, un Fidel
conversador y curioso, entrevistado a veces, entrevistador otras, habló
de economía cubana y de la mundial, de la política nacional e
internacional, de la historia pasada y reciente de América Latina, de
los desafíos de la Cuba actual, del papel de la prensa, de la necesidad
de evitar las guerras, y hasta de la agricultura y cómo lograr mejores
rendimientos en ella.
Ese Fidel, el que como él mismo dijo tantas veces han querido matar
sin lograrlo, bromeó incluso cuando fue interrogado sobre las
elecciones, al asegurar que no podía revelar, «para no violar la ley,
por quien he votado».
«Solo les diré, dijo entre risas pícaras, que lo hice por las
mujeres… y claro, también por un hombre que había en la boleta, para
evitar que estos se pongan bravos».
«Las mujeres cada vez tienen más protagonismo en Cuba, y a su vez en
el mundo», reflexionó ya con más seriedad al ver a varias féminas
periodistas allí reunidas. «Y así debe ser», enfatizó.
Al volver sobre las elecciones, el líder de la Revolución rápidamente
intercambió los papeles y comenzó a preguntar sobre la cantidad de
personas que ya habían votado en ese colegio, cuántos deberían hacerlo,
cuántos en el país, en cuántos colegios y, mirando la hora, reconoció la
participación de las personas.
«Aquí las elecciones no son como en Estados Unidos, dijo, donde
apenas vota una minoría. No podemos dejar que eso pase nunca, porque
aquí manda el pueblo», subrayó.
Y acto seguido, a una pregunta de otra periodista sobre los actuales
cambios en Cuba, enfatizó en que «el mayor cambio de todos ha sido la
propia Revolución. Pero claro, nada es perfecto, muchas cosas que
sabemos hoy no la sabíamos entonces, y es necesario trabajar en seguir
perfeccionando el país, es un deber actualizar el modelo socialista
cubano, modernizarlo, pero sin cometer errores».
Ese tema daría pie a ese Fidel que siempre mira hacia el futuro para
hablar de la actual situación mundial, de la crisis que viven Europa y
Estados Unidos, de las altas tasas de desempleo, y también de las
guerras, uno de los problemas a los cuales, reconoció, le dedica mucho
tiempo de estudio y reflexión.
«Ahora que tengo un poco más de tiempo para leer, para ver
televisión, para reflexionar, lo aprovecho mucho para estudiar, para
pensar en estos problemas, pues las personas, con sus preocupaciones
diarias, que son tantas, a veces no piensan en ellas».
«Cada vez estoy más convencido que, como lo demuestra la historia,
por los egoísmos, las ambiciones, por ese instinto natural y salvaje que
llevan los hombres dentro, son casi inevitables las guerras», pensó
para todos en voz alta.
«Muchas veces nosotros estuvimos a punto de estar envueltos en una
conflagración mundial, como sucedió cuando la Crisis de Octubre, o que
usaran contra nosotros el arma nuclear, como cuando combatíamos en el
norte de África. Pero las guerras son muy distintas cuando se hacen por
una causa justa, por la libertad o por la solidaridad, y estuvimos
dispuestos a correr esos riesgos».
En esa misma línea de pensamiento, el Fidel amante de volver una y
otra vez a la historia para beber de ella, ejemplificó cómo muchas
grandes personalidades de la historia se hicieron famosas por las
guerras de conquista que encabezaron, como Alejandro Magno o Napoleón
Bonaparte.
«Solo un hombre en la historia se hizo famoso por llevar adelante
grandes campañas militares, pero para liberar pueblos. Ese hombre fue
Bolívar», aseguró, para acto seguido enfatizar que «Bolívar, pero
también Martí y Chávez, han sido muy importantes para América Latina».
Preguntado sobre su entrañable amigo, quien se recupera en Cuba de una cirugía, reconoció que sabe de él «todos los días».
«Está mucho mejor, recuperándose. Ha sido una lucha fuerte, pero ha
ido mejorando. Tenemos que curarlo. Chávez es muy importante para su
país y para América Latina».
Ese mismo tema lo llevaría, ante preguntas de otros periodistas, a
hilvanar la conversación sobre la reciente Cumbre de la Comunidad de
Estados de América Latina y el Caribe, «que ha sido un paso muy
importante en la unidad, y del cual Hugo Chávez ha sido uno de los
mayores artífices».
Muchos fueron los temas en esa casi hora y media de conversación, en
las cuales, curioso siempre, preguntó desde cuánto duraban las baterías
de las grabadoras o su precio, o le llamó la atención el uso de un
celular para grabar sus palabras, el que dijo usar bastante, «claro, con
un poco de ayuda, porque a veces las letras de las teclas son muy
pequeñas».
Esa inquietud sempiterna por todo lo que le rodea llevó a Fidel a
hablar también sobre el tema de las nuevas tecnologías, el
descubrimiento reciente de que es mucho mayor de lo que se creía la
antigüedad de la especie humana, los viajes de exploración a Marte, el
intento de colonizar ese planeta…; «que son temas a los cuales les
dedico mucho tiempo, porque creo que lo más importante actualmente para
cualquier persona es estar bien informado».
«Por eso es tan importante el papel que ustedes juegan», manifestó
dirigiéndose a los periodistas. «El que cada vez estudien más para
informar mejor, y no lo digo como una crítica, pues respeto mucho el
trabajo de la prensa, sino porque estoy convencido de que los
periodistas son una fortaleza para el país y para la Revolución», dijo.
Fue entonces que vinieron a la mente tantas y tantas anécdotas de
Fidel que recordábamos los periodistas apenas momentos antes de que
llegara; y volví a asombrarme ante ese hombre que, a pesar de la edad,
todavía era capaz de hablar sobre los cambios actuales en Cuba y
relacionarlos con la producción de alimentos, recordar detalles tan
increíbles como dónde se compraron los primeros búfalos que llegaron al
país, o preguntar cuántos ejemplares se imprimían diariamente de
Juventud Rebelde, y sonreír al demostrarme, gracias a su memoria, que lo
lee, al poner uno u otro ejemplo reciente de lo publicado en este
diario.
Pero dos frases despejarían cualquier duda que pudiera aún tener de que, como dijo Raúl, Fidel sigue siendo Fidel.
El primero sería cuando, al ser interrogado si podía mandarle algún
mensaje al pueblo de Cuba, miró directamente a la periodista, y tras
pensar apenas un instante… «Este es un pueblo valiente. No tenemos que
probarlo. Cincuenta años de bloqueo y no han podido derrotarnos… Solo
decirle que el pueblo lo es todo, sin el pueblo no somos nada, sin el
pueblo no habría Revolución».
Y el otro cuando, al pedirle con insistencia que le dijera algo a los
jóvenes a través del periódico, me miró con picardía, como el que sabe
que quizás uno esperaba alguna frase histórica, y me dijo: «sólo dígales
que les tengo mucha envidia».
Fidel conversa con los periodistas tras ejercer su voto. 3 de febrero de 2013. Foto Cubadebate/Ismael Francisco
Fidel ejerciendo el voto el 3 de febrero de 2013. Foto Cubadebate/Ismael Francisco
Fidel junto a los integrantes de la mesa electoral y los pioneros que custodiaron las urnas.
Fuente:Cubadebate.
Texto de Amaury E. del Valle
Fotos.Ismael Francisco
(Tomado de Juventud Rebelde)