17/5/13

Adiviná quién grita....La garganta poderosas, camino a la Venezuela Chavista, Madura y Bolivariana !!!!!


Las gargantas poderosas , esta vez ,gritan de alegría !!!!
Si algo es justo, es esto que les está por pasar.
Si algo es merecido, es esto que están por vivir.
La alegría es de ustedes y  es de todos los que seguimos el laburo que hacen  desde varios años  atrás,
de los gritos en nombre de todos, aun de aquellos que se callan…. 
Vamos los garganteros poderosos!!!,
vamos con ustedes  acompañando el vuelo a esa Venezuela Bolivariana que amamos… 
Salud y  más que nunca a esperar la revista  de la vuelta ...
Hasta la Victoria Siempre!!!!(cm)



"Abran los ojos, pero ábranlos bien, porque nosotros tampoco lo podemos creer"…
MADURO INVITÓ A LA PODEROSA: ¡NOS VAMOS A VENEZUELA!



Ahora que nos secamos las lágrimas, que nos miramos a los ojos, que nos abrazamos con cualquiera y que sentimos en el medio del pecho todo el poder de la cultura villera, podemos gritar nuestros sentimientos a los 30 mil vientos, en el Facebook, en el barrio o en la escuela: ¡Nicolás Maduro nos invitó a Venezuela! No hablamos metafóricamente, ni publicamos un sueño imposible, ni vociferamos una utopía: estamos compartiendo esta inmensa alegría.

Por primera vez, decidimos adelantar una nota de tapa, porque la emoción se nos escapa. ¿No lo pueden creer? ¿Necesitan chequearlo con otros? ¡Imagínense nosotros! Tras haber acordado la única nota que daría en la Capital Federal, nos preparábamos ansiosos para el momento crucial. Pero no se dio: la cita se suspendió. “Deberá ser después, porque faltan los equipos para filmar la conversación”. Terminado el acto, vino otra postergación: “Está muy complicado el asunto, porque el Presidente tiene una cena de protocolo”. Allí fuimos, en busca de un ser humano, cámara y sueños en mano, hasta que terminó de comer y nos encontramos frente a él, pero entonces nos pidió que fuéramos hasta el hotel… Sí, toda esa desesperación por llegar a la resolución, la sentimos nosotros en cada instante, en cada paso adelante. “Vamos, despiertos, viejo, ¡despiertos que ya se hace!”. Desembarcamos en Retiro y, ahí nomás, debimos darle un respiro: “Hoy, fue un día agotador. Mejor, hagámosla mañana, tranquilos, antes que parta el vuelo”.

Nos fuimos a dormir. Pero no pudimos. Y en realidad, ni siquiera nos fuimos, porque ya eran las 2 de la mañana y a las 7 debíamos estar en aeroparque, sin un minuto de yapa, listos para montar el fondo de la contratapa. Así fue: colgamos las telas, armamos los equipos y seguimos conversando con sus hombres de seguridad, entre cafecitos y ansiedad. Una vez más, llegaron los perros que olfatean explosivos, moviendo la cola porque ya nos veían conocidos… Y entre tanto, nuestro redactor de la Rodrigo Bueno filosofaba en la previa de la entrevista, contemplando los aviones en la pista: “¿Cómo puede ser que esas naves tan grandes, tan pesadas, tan impresionantes, levanten vuelo y se sostengan en el aire?”. Ninguno se detuvo en su reflexión. Y el tipo largó una confesión: “Yo vine de Perú, pero jamás me subí a uno y, la verdad, me dan miedo”. Diez minutos antes de la hora indicada, cayó la noticia menos esperada: “Muchachos, el Presidente amaneció afónico y no podrá dar el reportaje, pero quiere saludarlos”.

Nos miramos, con un nudo en la panza y el rostro vivo de la desesperanza. Pensamos en esas 48 horas, en esos 25 meses de La Garganta, en estos 9 años de La Poderosa, en décadas y décadas remando desde abajo… ¡Arriba, carajo! Decidimos que los resultados no determinan la calidad de los trabajos y que ese hombre, por nada del mundo, debía vernos cabizbajos: “Hay que ponerse fuerte”. Pero qué mala suerte…

¡Ahí viene! Con bufanda, a paso lento, se acerca como en un cuento. Se para de frente, acompañado por toda su gente. Nos mira a los ojos. Y casi sin voz, nos pone rojos: “Perdón”. ¿Qué? “Perdón, lamentablemente no puedo hablar y quedaré en deuda”. Nuestra tristeza, felizmente, no se pudo ocultar: volvimos a preguntar. “¿Ni dos minutos?”. Forzando su garganta, se lamentó y respondió que “no en este momento, pero ya habrá otros”. Ahí nomás, hablamos nosotros: “No importa, Presidente. No vinimos sólo por la entrevista, ni pensando en nuestra revista. Vinimos porque era nuestro deber. Aunque acá seamos tres, somos 15 asambleas que no están conformadas sólo por vecinos argentinos, sino de toda la Patria Grande. Por eso, necesitábamos estos minutos para decirle gracias, personalmente, por lo mucho le debemos a Hugo Chávez. Y esta propuesta de tapa no era más que un modo de transmitirle nuestro apoyo incondicional, en su lucha por la dignidad y la unidad latinoamericana, que es nuestra única esperanza”.

Todos los ruidos se callaron, los aviones hicieron silencio y nuestro mundo se quedó quieto. Todo su entorno lo miró con respeto. Unos eternos segundos de paz, nacieron ahí y no se murieron más… “¡Embajador!”, exclamó. El embajador se acercó. La Poderosa tembló. Puso la mano en su hombro. Y decretó el día más increíble de nuestra vida, con un grito que ameritaría mil tapas: “A esta gente, la espero en Caracas”.

Consensuamos llorar esta vez.
Viajaremos a fin de mes.
Nos llevamos gritos, sueños y corazones.
Nuestro redactor ya no le teme a los aviones.

(Estado  publicado en el muro de  La-Garganta-Poderosa en Facebook , el 16-05-2013)
 

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